Esto
se debe a que el docente expresa su saber de manera expositiva es decir da
clases magistrales, a este tipo de
clases se le considera educación no directiva y no didáctica.
Sin
embargo, hay ocasiones en que el docente logra fomentar una actitud positiva en
el alumnado y pueden ellos demostrar sus cuestiones y saberes, evitando
así el “complejo de superioridad” que
puede tener el docente respecto a sus
alumnos.
Ahora
bien, el profesor puede sacar provecho respecto a su saber intelectual,
generando actitudes críticas y esto fomentará que sus alumnos puedan realizar
interrogantes respecto a lo que él conoce y sabe.
Por
otra parte, en una clase suele haber grupos familiarizados por afinidad u otra
cosa, donde en cada grupo siempre suele haber un líder y nunca falta un experto
“erudito”. Es allí donde se establece la ambivalencia del status del experto.
La
ambivalencia reside en que haya ocasiones en que se le otorgan el status de
prestigio de admiración, a aquel que
pueda dar solución al problema, y que eso ocasione que siempre se quiera
depender de esa persona que es digna de admiración por lo que hace. Sin embargo
esto puede generar resentimiento entre el líder y el experto.
Es
por eso, que el docente no debe perder el status dentro del grupo, ni tampoco
dar a conocer que él lo sabe todo, sino hacerlo de manera moderada.
Es así que
el docente puede realizar una enseñanza ocasional, un tipo verdadero de
educación no directiva, otorgándole a cada grupo lecciones de temas que pueden
trabajarse en clase y que ellos decidan sobre que se hablara en clase.
Por
lo tanto, el docente deberá improvisar de manera inteligente para responder las
interrogantes y cuestionamientos de sus alumnos cuando estos elijan el tema.
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